15/11/08

La noche que el voley mendocino estalló

La presentación de Mendoza como local frente a Bolívar superó todas las expectativas. Además le ganó un set al campeón.

¡Qué buen debut para Mendoza Voley! ¡Qué gran retorno del voleibol mendocino a la Liga! No ocurrió el triunfo imaginado pero sí un bautismo como anfitrión con todos los honores: estadio sorprendentemente colmado.

Frente a ese calor popular el equipo de Luis Testa dejó su mejor juego en lo que va de la Liga, para que esas 4.000 almas disfrutaran de un voley de mucho nivel. No hubo triunfo pero sí un éxito en una presentación sin precedentes para un equipo local.

Entre la multitud estaban los voleiboleros de siempre. Esos acostumbrados a ver buen voley. Incluso muchos de los que dijeron previo al partido “¡Qué pena que sea tan lejos! ¡No sé si voy!...”

¡Cómo no iban a estar!. ¡Jugaban Mendoza y Bolívar, por primera vez en la historia y por los “porotos”!, como dicen en el truco.

¡Quiero retruco! parecía responder el “Cucurucho” Araya con una defensa feroz a los sablazos de Wallace o Bada cuando subían a la red a castigar. Le pegan durísimo en ataque. Es que el partido no se abría para los supercampeones. Javier Weber, mientras se apoyaba su mano derecha en la nariz, miraba de reojo al banco.

Mendoza de sorpresa pasaba a ser una molestia y se adelantaba en el tanteador, 4/1, 7 a 3 y 8 a 4, 13/10...

William, armador de Bolívar, miraba el banco como diciendo: “No pasa la pelota”, al tiempo que Arroyo estampaba otro saque a la red.

Allí estaban aquellos, esos que en su vida habían visto un partido de voley, que no sabían si festejar, gritar o puntear como en la popu del fútbol...

Esos que se contagiaban con la entrega y actitud de Álvarez y Osías y que volvían a gritar cuando Fredy (Teixeira), Mamona Miranda o Bruno pegaban la pelota al piso de Bolívar. O más aún, cuando el pibe Uriarte castigaba desde el saque o hacía maravillas en el armado.

Sí, muchachos; se grita, se putea, se festeja, se alienta como en todo.. Lo más valioso fue que estuvieron allí.

Las expectativas superaron la capacidad del estadio y los ojos del Gordo Abed (intendente de Junín) parecían más grandes que de costumbre, de asombro.

Mendoza Voley crecía en la cancha y ganaba el primero.

Bolívar no perdió la calma y en el segundo fue una aplanadora en el arranque. Wallace le entraba duro al saque y Mendoza no podía contenerlo (1/5). Araya y Bruno no aguantaban en el fondo. Los brasileños de Weber no le daban paz a la recepción de Mendoza.

A Mario Abed le transpiraban otra vez las manos y le volvían a transpirar otro poco cuando un inmutable Fabián Concia (el segundo árbitro -mendocino-) no dejaba pasar una y cobraba otro toque de red. ¡En el momento que Mendoza quería sobrevivir al embate de Bolívar! A Concia se lo quería devorar hasta el Chichá (La Mascota del MV) a Concia.

Filardi entró por Guille García, a quien le vino bárbaro el paseo por Mendoza; las Águilas ya estaban al acecho: marcaban el rumbo y el tiempo de juego.

Mendoza Voley lo encontraba en cuenta gotas. Igual la entrega de los chicos no decaía.
Bolívar no aflojaba el ritmo.

El final estaba más que anunciado y ya no había variante en el local que contuviera al campeón, que castigaba duro en la red.

El aliento crecía en los cuatro costados en el fantástico estadio La Colonia, pero no fue suficiente.

Si bien se perdió, el dato pasó a ser menor, tras el estupendo partido de los mendocinos. Es que este Mendoza Voley es mucho más de lo que parece o aparenta, y al menos por ahora sacó un voto de confianza, pero de la popular...

Sergio Faria - Los Andes de Mendoza

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